Cuarentena en LA

Hace tiempo me invitaron a participar en esta iniciativa para hacer microrrelatos relacionados con el confinamiento. De extensión, se pedía que fueran máximo los caracteres de tres tuits, y precisamente los publicó Imagina en Twitter. Me doy cuenta de que la experiencia de la cuarentena al inicio fue dura para mí, que sólo soñaba con destruir las paredes que me rodeaban. Pero qué poco sabía en ese momento.

Si alguien me hubiera anunciado, cuando posteé por última vez aquí en Fin de Año, todo lo que viviríamos en Los Ángeles este 2020, yo creo que me habría reservado las ganas de pedir ayuda para después:

Marzo: confinamiento por pandemia. Compras de pánico y escasez de productos en los supermercados. Cierres de oficinas y comercios. Mayo-junio: protestas masivas en distintos puntos de la ciudad en contra de la brutalidad policial y el racismo en Estados Unidos: tanques del ejército en el Paseo de la Fama de Hollywood, saqueos en las tiendas de Beverly Hills, helicópteros rondando a todas horas, vitrinas selladas con madera, resistencia. Confinamiento por orden de las policías. Alertas de toques de queda arbitrarias. 4 de julio: confinamiento por pandemia en puente, cierre de playas y espacios públicos, pero fiestas y reuniones en casas particulares. Fuegos artificiales evidencian que todavía hay humanos en el pueblo. Agosto-septiembre: crisis climática. Niveles récord de temperatura. Alertas de incendios: niveles récord de tierras arrasadas por el fuego en todo el estado de California. Paisajes apocalípticos. Fotografías de paisajes apocalípticos. Confinamiento por crisis climática. Helicópteros rondando. Alertas de apagones. Octubre: se siguen rompiendo récords de temperatura, pero ganan los Dóyers. Fuegos artificiales vuelven a evidenciar que todavía hay humanos en el pueblo. Alertas de toques de queda en zonas específicas de la ciudad. Noviembre: elecciones. Alertas de cierre de calles en Beverly Hills. Las vitrinas vuelven a sellarse con madera. Calles desiertas, expectación. La espera se alarga, los nervios. Finalmente, los resultados de las elecciones. No se dan las movilizaciones que los gobiernos temían. Sólo una pequeña marcha-celebración en las calles del centro. Diciembre: nuevas órdenes de confinamiento por pandemia. Alertas de toque de queda. Bajan las temperaturas, pero siguen los incendios. Alertas de los bomberos. Compras de pánico, cierres de restaurantes. Los números no paran: los contagios se cuentan por millones en el estado.

Yo creo que sí debimos tirar las paredes en marzo. Y destruirlo todo para comenzar de nuevo.

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